ABORDAJE DEL
ENVEJECIMIENTO
Existen varios ámbitos que cobran importancia en el proceso de
envejecimiento:
ECONÓMICO: LA JUBILACIÓN:
El tránsito del trabajo a la jubilación es un cambio muy importante
en la vida de una persona. Durante ese periodo de tiempo, en el que el
individuo tiene que aprender a llenar su tiempo libre,
pueden incrementarse las enfermedades cardiacas y sobre todo la
depresión. Aprender a mantenerse ocupado durante esa etapa de la vida es
imprescindible para afrontar la jubilación.
Nos jubilamos llegando a la edad cronológica que por consenso marca
la entrada en la vejez y que suele variar entre los 55 y los 65 años.,
la gran mayoría (40-60%) ven esa gran cantidad de tiempo
libre como una amenaza. Muchas veces, la jubilación y más con la
legislación actual, se convierte en algo obligatorio (65-70 años). Hoy
en día una persona de 70 años puede estar en plenas
facultades para desempeñar un trabajo. En estos casos, la jubilación
puede interpretarse como si le dijeran al individuo que «es inútil».
La transición del trabajo a la jubilación es un cambio muy
importante en el que la persona puede esperar sentir estrés. Puede
suponer la pérdida de ingresos, la identidad profesional, el estatus
social, los compañeros y la estructura cotidiana del tiempo y las
actividades. El retiro laboral supone la amenaza de una exclusión
social. La mayoría de las personas que dejan de trabajar, se
encuentran con que no tienen un plan. El sentimiento generalizado de
quienes dejan la actividad laboral es de pérdida.
Un cambio en un ámbito puede repercutir en los otros, cuando un
individuo se jubila pierde el rol del trabajador y la interacción con
las relaciones sociales que creó en ese ámbito no serán tan
frecuentes, su ritmo de vida y la distribución del tiempo se ve
alterada, y su permanencia en el domicilio genere ciertos roces de
comportamiento en el seno familiar o en la relación con su
pareja, o realizando actividades sedentarias Algunos emparientan a
la jubilación con la última fase de la vida de un individuo apoyado por
los prejuicios. El retiro laboral, es una etapa
posterior a la productiva. Supuestamente, es tiempo descansar...
El trabajo juega un papel central a través del cuál se define y se
conserva la identidad. De aquí que la jubilación, puede tener un impacto
negativo en la salud.
Los dos factores vinculados con la decisión de jubilarse pronto, son
los ingresos y la salud. La mayoría de los individuos parecen renunciar
al papel del trabajo, sin sufrir serios problemas
físicos y emocionales, dependiendo de: si estaba preparado y si el
retiro fue voluntario o forzado.
Entre los procesos psicosociales asociados a la jubilación nos
encontramos:
- Cambios de la capacidad social, adaptación a un sistema social en
el que no deciden, estrés del no útil, pérdida de la capacidad
empresarial, profesional, agrícola, etc.
- Envejecimiento psicológico: Enfrentarse a la necesidad de admitir
que se está en la etapa final de la vida.
- Distancias culturales.
- Incapacidad de absorber las nuevas tecnologías de los logros
sociales.
- Economía disminuida al depender básicamente de los sistemas de
subsidio social por la jubilación.
El incentivo varía según la vocación de cada persona. El turismo es
una buena fuente de inspiración para los mayores. También lo es el
estudio académico o de un oficio práctico. Otras personas
mayores prefieren aprovechar para recuperar el tiempo con sus
familiares, para mimar a sus nietos o charlar con sus hijos, estar
acompañados gran parte del tiempo.
Ante la inestabilidad de las redes sociales dispuestas para los
jubilados, personas mayores de 60, personas excluidas por edad pero
influyentes por experiencia, una salida recurrente es la
actividad hogareña. Tener tiempo propio y seguir trabajando para uno
mismo.
SOCIAL:
Nos enfrentamos a una progresiva pérdida de nuestra red social y un
cambio en el reparto de tiempos. En muchos casos al jubilarnos o cesar
en nuestra actividad, perdemos el ámbito laboral
con lo que ello implica de pérdida de relaciones personales y roles.
Debemos enfrentarnos a procesos de pérdidas. La persona cuando llega a
envejecer sufre un aumento de la vivencia de pérdidas,
entendiendo pérdida como la vivencia por la cual sentimos que ya no
tenemos algo, a nivel real y subjetivo que es significativo para
nosotros. Dichas pérdidas afectan a todos los ámbitos.
El proceso de «desligamiento», descrito por Cumming y Henry, en
virtud del cual el individuo abandona actividades o rompe lazos sociales
de conveniencia, voluntariamente o forzado por los
rechazos que percibe, no se da en todos los individuos, ni en los
que ocurre es a la misma edad ni por las mismas causas.
Hay personas que en su mayoría de edad se organizan para presentar
sus reclamos de modo positivo y formal, de manera que con su
participación, sean escuchados por la sociedad, quitando toda
expresión de tinte violento y destinando sus actividades a lograr el
bienestar grupal.
Las personas que han alcanzado su jubilación y/o pensión y que
tienen un espectro de edad bastante amplio, a lo largo del tiempo han
pasado de la tradicional conducta pasiva y expectante, a una
actividad de reclamo que puede lograr gran intensidad.
Los mayores se organizan para pedir, para ser escuchados, para
lograr su autodefensa coherente ante las injusticias, para mantener viva
su dignidad de seres humanos, para definir su identidad de
grupo y para que sus acciones conjuntas sean eficaces.
Rosalía Mota y Oscar López (19) señalan tres implicaciones para la
transformación social de una persona que entra en la edad de jubilación y
por tanto en la tercera edad:
- Entra en una etapa vital en la que los niveles de renta disminuyen
y esto tiene consecuencias tanto en el nivel del gasto como en la
distribución de dicho gasto.
- Rompe con las redes de relaciones sociales que giran en torno al
trabajo (las más importantes hoy debido al debilitamiento de las
relaciones personales). Así aumentan la soledad y el
aislamiento social.
- Origina una marginalización del papel de estas personas, así como
de su papel en la sociedad. Es decir, pasan a estar al margen ya que sus
conocimientos y experiencia dejan de ser útiles.
Estos autores concluyen que de los tres puntos antes señalados se
deriva una mayor incidencia de la pobreza en los hogares encabezados por
una persona mayor. Pero esta pobreza no se refiere sólo
a una pérdida de recursos económicos, sino también a una disminución
de las relaciones sociales, a un empeoramiento de la salud, a un
debilitamiento de la red familiar de apoyo... Tiene más
relación con la marginación, con el vivir al margen, que con la
pérdida de poder adquisitivo, siendo éste únicamente uno de los factores
de riesgo que pueden dar lugar a una situación de pobreza.
Otros factores son los siguientes: Las condiciones de salud y el
poder acceder a recursos sanitarios adecuados, acceso a otros recursos
procedentes sobre todo del sistema de servicios sociales
como centros de día, ayuda a domicilio, teleasistencia, acogimiento
familiar, residencias, poseer una vivienda en buenas condiciones de
habitabilidad, contar con una red familiar..
PSICOLÓGICO:
El estudio del envejecimiento en el campo de la Psicología no es
hasta la segunda mitad del siglo XX cuando empieza a cobrar importancia
como campo científico claramente definido.
En el anciano existe una angustia constante producto de un aumento
de las exigencias del entorno biopsicosocial y una disminución de la
energía psíquica. Al anciano todo le parece amenazador
porque se enfrenta a una época en donde aparecen:
- Pérdidas: El anciano comienza a sentir el «nido vacío», se van los
hijos, se casan. Por otro lado se jubila, pierde el trabajo, se le van
muriendo los amigos y hasta el cónyuge...
- Ataque: Para el anciano todo es una amenaza por que ha perdido su
capacidad de adaptación, cualquier cosa es una odisea.
- Restricción: El anciano tiene cosas que ya no puede hacer, muchos
deben ser cuidados, tienen limitaciones físicas, etc.
Todas las pérdidas implican un proceso de duelo, es decir, de un
trabajo psíquico. Superar la pérdida es vital para la persona que
envejece, diminuyendo la probabilidad de que se produzcan
repetidas crisis de identidad o que se atenúen las repercusiones de
las mismas en la vida de las personas adultas mayores.
Las pérdidas son más numerosas y desencadenan el recuerdo de
pérdidas que no han sido elaboradas, unido a que la red social empieza a
disminuir. La persona, en definitiva, empieza a cuestionarse
más acerca de su identidad en la medida en que no encuentra una
respuesta satisfactoria que disminuya la angustia que los mitos, los
prejuicios y las ideas falsas sobre el proceso de
envejecimiento le pueda generar y que la sociedad no trata de
contrarrestar devolviéndole una imagen con la que pueda identificarse
plenamente, dañándose así su autoconcepto.
OBJETIVOS DE LA
INTERVENCIÓN CON ANCIANOS
La intervención con ancianos podría centrarse en:
- Descubrir y analizar las causas de exclusión de este colectivo,
adecuando nuestra intervención a la realidad y denunciando las
situaciones de injusticia y desatención.
- Sensibilizar a los agentes sociales (profesionales y voluntarios),
familias, comunidades parroquiales y sociedad en general dando a
conocer la realidad de los ancianos y las causas que generan
las distintas situaciones de marginación y exclusión.
- Fomentar la participación e integración social del anciano
ofreciendo cauces y alternativas a través de proyectos y acciones
concretas en el terreno.
- Afrontar las situaciones de marginación a través de proyectos
específicos que den respuesta a las necesidades más urgentes.
- Coordinar acciones que se lleva a cabo en entidades publicas o
privadas
- Potenciar y facilitar formación específica sobre ancianos, tanto
para los profesionales voluntarios de la institución, como para el
público en general a través de un proyecto formativo
concreto.
Es preciso conocer continuamente qué es lo que sucede, cuál es la
realidad de los ancianos. Y, a partir de ahí, ir estableciendo las
acciones oportunas que posibiliten una mejora en la calidad de
vida de estas personas, haciéndoles partícipes de sus proyectos
dentro de la comunidad. Por ello es fundamental trabajar con toda la
comunidad, sensibilizando e invitando a la participación.
LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS DE EDAD:
Las personas de edad avanzada tienen derecho:
* Independencia:
- A vivienda, alimentos, agua, ropa y atención sanitaria adecuados
mediante el suministro de ingresos, el apoyo de la familia y la
autoayuda.
- A trabajar y a hacer uso de otras oportunidades de generación de
ingresos sin barreras basadas en la edad.
- A jubilarse y a participar en la determinación del momento y la
forma en que han de retirarse de la fuerza de trabajo.
- A tener acceso a los programas educativos y capacitación con
objeto de mejorar la alfabetización, facilitar el empleo y permitir la
planificación y adopción de decisiones con conocimientos de
causa.
- A vivir en ambientes seguros y adaptables a sus preferencias
personales y a sus capacidades cambiantes.
- A residir en su propio hogar durante tanto tiempo como sea
posible.
* Participación:
- A seguir integradas a la sociedad y a participar activamente en
ella, incluido el proceso de desarrollo y la formulación y aplicación de
políticas que afecten directamente a su bienestar.
- A compartir sus conocimientos, sus capacidades, sus valores y su
experiencia con las generaciones más jóvenes.
- A tratar de encontrar y desarrollar oportunidades de prestar
servicios a la comunidad y de servir como voluntarias en cargos
apropiados a sus intereses y capacidades.
- A crear movimientos o asociaciones de personas de edad avanzada.
* Cuidados:
- A recibir apoyo y cuidados de la familia, de acuerdo con la
situación de ésta.
- A recibir servicios de salud que les ayuden a mantener o volver a
adquirir un nivel óptimo de bienestar físico, mental y a impedir o
retrasar las enfermedades.
- A tener acceso a servicios sociales y jurídicos con objeto de
mejorar sus posibilidades de autonomía y de brindarles protección y
cuidados.
- A utilizar niveles apropiados de atención en instituciones que les
proporcionen protección, servicios de rehabilitación y estímulo social y
mental en un ambiente humano y seguro.
- A ejercer sus derechos humanos y sus libertades fundamentales
cuando residan en instalaciones de albergue, de atención o de
tratamiento, incluido el pleno respeto a su dignidad, creencias,
necesidades y su vida privada, y el derecho a adoptar decisiones
acerca de la atención que reciban y de la calidad de su vida.
* Plenitud Humana:
- A hacer uso de todas las oportunidades para desarrollar plenamente
su potencial.
- A tener acceso a los recursos educacionales, culturales,
espirituales y recreativos de la sociedad.
* Dignidad:
- A ser tratadas con equidad cualesquiera sean su edad, sexo,
orígenes raciales o étnicos, impedimentos o su situación de cualquier
tipo, y a ser valoradas independientemente de sus aportaciones
económicas.
- A vivir con dignidad y seguridad, libres de explotación y de
maltrato físico o mental.
- A ejercer autonomía personal en la adopción de decisiones en
materia de salud, incluido el derecho de morir con dignidad, aceptando o
rechazando tratamientos encaminados únicamente a
prolongarles la vida.
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Bases de la situación actual de la vejez y de lo que deben tener en cuenta los animadores, de los recursos existentes para la animación, de cómo lograr que los mayores sean protagonistas de su propio desarrollo, y de muchas actividades que se pueden desarrollar en el domicilio o en las residencias de ancianos.
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